El pasado 8 de abril tuve la suerte de asistir en Madrid a un seminario de la mítica Turid Rugaas. Sabía que el evento podría resultar interesante, pero no sospechaba cuánto. Superó ampliamente todas mis expectativas. Sus primeras palabras ya dejaron a más de uno descolocado. Comenzó diciendo algo así como
“He hecho de todo en el mundo del perro: agility, obediencia, exhibiciones, etc. pero con el tiempo me he dado cuenta de la poca valía que tienen todas estas cosas. Mi actual perro y yo llevamos juntos unos 10 años. Sabe hacer lo mismo que entonces: NADA. Hago de todo junto con él y es un miembro más de mi familia”.
Muchas veces se recurre al entrenamiento como método para resolver problemas, pero hay que tener en cuenta que según ella “la vida es más que entrenamiento; la vida es pensar, analizar y resolver problemas”.
Esta misma línea de pensamientos la sigue Santi Vidal de Más que guau y en este artículo de Facebook reflexiona diciendo que ”He visto cientos de perros adiestrados en obediencia con graves problemas de comportamiento, y nunca vi un perro tranquilo con problemas, en cambio muchos profesionales siguen pensando que para que los perros no tengan problemas o para tratarles, es imprescindible que aprendan a sentarse.”
Rufo, el perro de Oviedo
Para los que seáis de Oviedo, hace 25/30 años vivía un perro libremente en nuestra ciudad llamado Rufo, y al que recientemente el Ayuntamiento le ha concedido una estatua en el centro. Rufo era de un tamaño importante, pues era cruce de mastín. Recuerdo de joven cruzármelo en multitud de ocasiones. La gente de Oviedo le alimentaba y de vez en cuando era “capturado” para vacunarlo y desparasitarlo. Rufo no llevaba cadena, correa, collar, arnés ni nada parecido. No era de nadie y era de todos. Sabía sentarse y tumbarse, puesto que todo perro sabe hacerlo sin que nadie le enseñe. Se “colaba” en muchas fotos oficiales y actos solemnes junto con nuestros políticos.
En definitiva, caminaba entre niños que iban al colegio, políticos trajeados, gente que hacía deporte, gente que iba a trabajar, gente que estaba de paseo, turistas, etc. Caminaba libremente por la ciudad y no tengo constancia de que tuviera un mal comportamiento con nadie, al menos conmigo, ni con otros perros. Para conseguir ese estado no necesitaba gastar energía tras pelotas, palos, ni con running o bici.
Adiestramiento vs. educación
Pienso que Rufo es el claro ejemplo para mostrar la diferencia entre un perro adiestrado y un perro educado. El adiestramiento puede ser importante para algunos humanos y evidentemente no es nada malo. Además muchos perros son adiestrados para ayudarnos, como los perros de terapia, asistencia o detectores de vida en desastres o avalanchas. Pero no deberíamos confundir un problema emocional, de estrés o alta excitación con un problema de exceso de energía o de necesidad de obediencia básica.
A nivel doméstico deberíamos tener presente si tenemos un perro en la familia que por encima del adiestramiento, nuestro perro nos necesita como referentes, necesita que sepamos qué es un perro, necesita que sepamos cubrir sus necesidades, que lo respetemos como perro y le proporcionemos una educación, unas vivencias que en su justa medida hagan que crezca como individuo sano y equilibrado. Luego cada personalidad y mente es un mundo y nos podemos encontrar con problemas múltiples, pero esos problemas no se eliminan enseñando “sit”, “fuss” o “platz”… “la vida es más que entrenamiento; la vida es pensar, analizar y resolver problemas”.